La incertidumbre no es ausencia de dirección.
¿Qué efectos ha generado el Covid 19 en su organización?, ¿su equipo se siente desorientado, con temor y ansiedad ante este contexto?, ¿cuál ha sido su rol ante esta realidad?
Sabemos que al líder siempre se le ha demandado la responsabilidad de gestionar el cambio, se le exige activar su habilidad de crear visión al futuro y de actuar con suficiente proactividad, esto con el fin de llevar a su organización a un estado ideal, sin embargo, cuando se trata de un cambio disruptivo como el que ha provocado el coronavirus, esta responsabilidad se convierte en un desafío mayor dado la gran cantidad de variables involucradas: finanzas, tecnología, inteligencia emocional, sobrevivencia, competencia, talento humano y más.
Primer paso es entender la crisis.
En psicología se establece el paradigma de crisis como un estado temporal de desorganización, en medio de tanta confusión y caos, la buena noticia es que se trata de un evento que tendrá un punto final, sin embargo, mientras esto sucede es necesario aprender a liderar en medio de la ¨desorganización.¨ Dicha desorganización que puede ser tanto individual como grupal, se incrementa al no ser útiles ni funcionales los métodos y recursos tradicionales, lo que aumenta la ansiedad y con esto el desequilibrio, por tanto el líder requiere comprender esta variable para ubicarse y reaccionar de manera más efectiva.
Entre más rápido se actúe ante la crisis, menos efectos negativos tendremos.
En ocasiones hay líderes que ante la crisis muestran una actitud primitiva de parálisis, no logran activar su capacidad creativa ni su pensamiento estratégico, limitando así la creación de opciones y alternativas. Hay equipos donde esto se agrava al no existir un plan de continuidad ni de manejo de crisis, por tanto esta condición es necesario evitarla pues en medio de la crisis se requiere una pronta acción, eso sí, desde la reflexión profunda.
Tres acciones básicas que todo líder debe considerar para gestionar la incertidumbre.
Vele por su contagio emocional
¨Nos reunió mi jefe y de ahí salí con más miedo y estrés, nos dijo tantas cosas que aumentaron mi preocupación.¨
Ese comentario me lo escribió una persona en una de mis redes sociales, evidenciando así el poder de contagio emocional del líder, lo que me lleva a plantear dos preguntas: ¿sabía usted que las emociones no se reprimen?, ¿tiene claro que su estado emocional como líder puede contagiar a su equipo?
Es importante recordar que la exigencia social y organizacional en ocasiones lleva al líder a reprimir sus necesidades emocionales, colocándole en una condición donde la consciencia no le permite entrar en contacto con sus sentimientos más profundos, es por esto que deseo invitarle que ante este contexto pueda practicar ejercicios que estimulen su radar emocional, dado que las interacciones con su equipo pueda contagiarles de su estado anímico, esto gracias a las neuronas espejo, ese mecanismo involuntario e inconsciente que nos permite empatizar y conectar con los otros.
Haga pausas, respire profundamente, salga a caminar por espacios seguros, medite y ante todo reflexione sus discursos y actuaciones.
2. Abra espacios humanos de contención
El dolor humano se debilita cuando se vive.
Usted no sabe con total claridad las diferentes situaciones que están enfrentando los miembros de su equipo, desde el despido de su pareja, hasta una crisis financiera o de salud, problemas de convivencia, escasez o bien trastornos de ansiedad por este contexto.
Es por esta razón que el líder requiere poner su mirada en las personas y luego en los procesos, ese es el orden correcto, lo que invita a generar espacios humanos de contención emocional.
Para estos espacios establezca previamente el tiempo de reunión y no permita que nadie (ni usted por ser líder) se apropie del espacio, convirtiéndolo en un monólogo. No se permiten sermones, mucho menos minimizar las emociones de los compañeros, tampoco juicios de valor, simplemente es un espacio de conexión, nombre que puede llevar este tipo de reuniones donde está prohibido hablar de temas laborales.
Iniciar o finalizar la jornada laboral abriendo un espacio para dialogar de los sentimientos y pensamientos del equipo respecto a este contexto, es una buena práctica de liderazgo, lo cual permite expresar algunos lineamientos reflexivos que siempre son útiles en momentos de desorganización.
3. Cree un comité de crisis, pues no existe el super-líder
El mayor pecado del líder promedio es su auto-suficiencia, desde la cual en ocasiones tiende a minimizar los escenarios negativos por la gran dosis de autoconfianza y el exceso de optimismo, es por esta razón que el líder requiere de un equipo que le acompañe a visualizar la crisis desde un enfoque más amplio.
Haga un inventario de recursos, fortalezas, talento y experiencia, entre otros, que le permita a usted como líder no llevar la carga solo y maximizar el cerebro grupal.
Una estrategia adecuada para canalizar la tensión es generando participación grupal, por lo que crear un comité de crisis y desde acá diversas comisiones que atiendan procesos diferentes, permite no sólo acelerar la sinergia sino crear soluciones que aclaren la dirección.
No olvide que la incertidumbre no es ausencia de dirección y en equipo siempre será más fácil re-calcular el norte.
Wagner Eduarte es licenciado en Psicología y licenciado en Administración de Empresas, es un reconocido conferencista, asesor, psico-terapeuta y bloguero. Si desea comunicarse con Wagner escribe al weduarte@grupocip.org